El Ser Multidimensional
(Fragmento del libro “Todo Lo que Es, todo lo que no es”, de Patricia Leone)
Cuando encarnamos por primera vez en un cuerpo humano, la energía es tan potente que una parte de ella permanece “afuera” de esta dimensión, pero aún formando parte de la individualidad. Por eso decimos que somos multidimensionales. Hay energías nuestras que no están encarnadas en este cuerpo pero que nos pertenecen, y al mismo tiempo forman parte de nuestro grupo espiritual, que a su vez forma parte del Todo. Al elevar la energía, vibramos en la frecuencia de nuestro Yo superior, esa parte nuestra que permanece oculta a nuestra conciencia hasta que nos fusionamos y asentamos en ella. En los primeros estadios evolutivos es muy difícil unir estas dos partes nuestras, pero cuanto más nos elevamos, más cantidad de energía superior encarna en nuestro plano físico, y más del espíritu es atraído a la tierra. Al entrar en contacto conciente con el Yo superior, automáticamente se toma conciencia de la sabiduría inherente a ese plano de existencia, que incluye el conocimiento de todo el grupo espiritual de origen, más el conocimiento de la Esencia que esa porción de Espíritu trajo desde la Fuente. A medida que se eleva la energía de un ser humano, ayuda a elevar la del entorno y la de la zona donde vive, ya sea por acción o por simple presencia, por inducción armónica. Los que ya evolucionaron mucho en ésta u otra vida, pueden ser ayudados por seres espirituales, esencialmente porque tienen la capacidad de percibirlos, y porque cuando ya no pueden aprender solos, si no encuentran a otro humano más elevado que pueda ejercer el rol de maestro espiritual, los maestros ascendidos o los guías, acuden en su ayuda.
Cada capa del aura es una dimensión del ser en sí misma, interpenetrada por las dimensiones superiores. Todas están en contacto estrecho. Las superiores tienen conciencia de las inferiores, y de esta manera se hacen conocer por el yo ordinario. Los chakras son puertas para focalizar e impulsar ese intercambio de energía y conocimiento, y vórtices que conectan a las dimensiones entre sí. A medida que avanzamos en nuestra evolución, más realidades superiores empiezan a manifestarse y tomar contacto con las inferiores. Por eso estamos activando chakras extra-físicos que son las puertas a sus correspondientes capas aurales (dimensiones). La unificación de estas capas, el funcionamiento sincronizado de los chakras llevan a conocer todas las dimensiones del ser y a actuar concientemente en todas ellas, es la integración por excelencia. La integración de los aspectos superiores lleva inmediatamente a la resolución de todas las disfuncionalidades en los planos inferiores: se derrama la luz de arriba hacia abajo, iluminando y sanando todas las partes oscuras. Se comienza trabajando desde los planos inferiores del ser: cuerpo, emociones, mente; se va ascendiendo y en ese ascenso vibracional se va excitando y haciendo reaccionar (despertar) las capas inferiores del ser para ponerlas en consonancia con las superiores. Llegado un punto la vibración también empieza a producirse en estas capas y entonces el movimiento es ascendente y descendente simultáneamente, hasta hacerse uno y permanente. Éste es el proceso de la Ascensión: la conciencia ordinaria asciende para empezar a actuar desde los planos superiores del ser: estos planos se activan y por supuesto contienen a los inferiores, pero éstos funcionan con todo su potencial. Tenemos la posibilidad de conocer más ampliamente y desde un punto de vista superior, todo lo que sentimos (física o emocionalmente), todo lo que pensamos, todo lo que conocemos, está regido por el intelecto y las emociones de dimensiones superiores (espirituales). Se alcanza la mente cósmica. Necesariamente el progreso intelectual debe estar acompañado de una evolución equivalente en el plano emocional, desarrollando capacidades como el amor incondicional, la comprensión, la empatía, la paciencia, etc., para que sea una verdadera evolución espiritual.
(Fragmento del libro “Todo Lo que Es, todo lo que no es”, de Patricia Leone)
Cuando encarnamos por primera vez en un cuerpo humano, la energía es tan potente que una parte de ella permanece “afuera” de esta dimensión, pero aún formando parte de la individualidad. Por eso decimos que somos multidimensionales. Hay energías nuestras que no están encarnadas en este cuerpo pero que nos pertenecen, y al mismo tiempo forman parte de nuestro grupo espiritual, que a su vez forma parte del Todo. Al elevar la energía, vibramos en la frecuencia de nuestro Yo superior, esa parte nuestra que permanece oculta a nuestra conciencia hasta que nos fusionamos y asentamos en ella. En los primeros estadios evolutivos es muy difícil unir estas dos partes nuestras, pero cuanto más nos elevamos, más cantidad de energía superior encarna en nuestro plano físico, y más del espíritu es atraído a la tierra. Al entrar en contacto conciente con el Yo superior, automáticamente se toma conciencia de la sabiduría inherente a ese plano de existencia, que incluye el conocimiento de todo el grupo espiritual de origen, más el conocimiento de la Esencia que esa porción de Espíritu trajo desde la Fuente. A medida que se eleva la energía de un ser humano, ayuda a elevar la del entorno y la de la zona donde vive, ya sea por acción o por simple presencia, por inducción armónica. Los que ya evolucionaron mucho en ésta u otra vida, pueden ser ayudados por seres espirituales, esencialmente porque tienen la capacidad de percibirlos, y porque cuando ya no pueden aprender solos, si no encuentran a otro humano más elevado que pueda ejercer el rol de maestro espiritual, los maestros ascendidos o los guías, acuden en su ayuda.
Cada capa del aura es una dimensión del ser en sí misma, interpenetrada por las dimensiones superiores. Todas están en contacto estrecho. Las superiores tienen conciencia de las inferiores, y de esta manera se hacen conocer por el yo ordinario. Los chakras son puertas para focalizar e impulsar ese intercambio de energía y conocimiento, y vórtices que conectan a las dimensiones entre sí. A medida que avanzamos en nuestra evolución, más realidades superiores empiezan a manifestarse y tomar contacto con las inferiores. Por eso estamos activando chakras extra-físicos que son las puertas a sus correspondientes capas aurales (dimensiones). La unificación de estas capas, el funcionamiento sincronizado de los chakras llevan a conocer todas las dimensiones del ser y a actuar concientemente en todas ellas, es la integración por excelencia. La integración de los aspectos superiores lleva inmediatamente a la resolución de todas las disfuncionalidades en los planos inferiores: se derrama la luz de arriba hacia abajo, iluminando y sanando todas las partes oscuras. Se comienza trabajando desde los planos inferiores del ser: cuerpo, emociones, mente; se va ascendiendo y en ese ascenso vibracional se va excitando y haciendo reaccionar (despertar) las capas inferiores del ser para ponerlas en consonancia con las superiores. Llegado un punto la vibración también empieza a producirse en estas capas y entonces el movimiento es ascendente y descendente simultáneamente, hasta hacerse uno y permanente. Éste es el proceso de la Ascensión: la conciencia ordinaria asciende para empezar a actuar desde los planos superiores del ser: estos planos se activan y por supuesto contienen a los inferiores, pero éstos funcionan con todo su potencial. Tenemos la posibilidad de conocer más ampliamente y desde un punto de vista superior, todo lo que sentimos (física o emocionalmente), todo lo que pensamos, todo lo que conocemos, está regido por el intelecto y las emociones de dimensiones superiores (espirituales). Se alcanza la mente cósmica. Necesariamente el progreso intelectual debe estar acompañado de una evolución equivalente en el plano emocional, desarrollando capacidades como el amor incondicional, la comprensión, la empatía, la paciencia, etc., para que sea una verdadera evolución espiritual.
Comentarios
Publicar un comentario